4 Hecho esto, rogaron al Señor, postrados sobre el vientre, que no les
permitiera volver a caer en tales desgracias, sino que, si alguna vez
pecaban, les corrigiera con benignidad, y no los entregara a los
gentiles
blasfemos y bárbaros.
5 Aconteció que el mismo día en que el Templo había sido profanado
por los extranjeros, es decir, el veinticinco del mismo mes que es Kisléu,
tuvo lugar la purificación del Templo.
6 Lo celebraron con alegría durante ocho días, como en la fiesta de
las Tiendas, recordando cómo, poco tiempo antes, por la fiesta de las
Tiendas, estaban cobijados como fieras en montañas y cavernas.
7 Por ello, llevando tirsos, ramas hermosas y palmas, entonaban
himnos hacia Aquél que había llevado a buen término la purificación de su
lugar.
8 Por público decreto y voto prescribieron que toda la nación de los
judíos celebrara anualmente aquellos mismos días.
9 Tales fueron las circunstancias de la muerte de Antíoco, apellidado
Epífanes.
10 Vamos a exponer ahora lo referente a Antíoco Eupátor, hijo de
aquel impío, resumiendo las desgracias debidas a las guerras.
11 En efecto, una vez heredado el reino, puso al frente de sus asuntos
a un tal Lisias, estratega supremo de Celesiria y Fenicia.
12 Pues Tolomeo, el llamado Macrón, el primero en observar la
justicia con los judíos, debido a la injusticia con que se les había tratado,
procuraba resolver pacíficamente lo que a ellos concernía;
13 acusado ante Eupátor a consecuencia de ello por los amigos del
rey, oía continuamente que le llamaban traidor, por haber abandonado
Chipre, que Filométor le había confiado, y por haberse pasado a
Antíoco
Epífanes. Al no poder honrar debidamente la dignidad de su
cargo,
envenenándose, dejó esta vida.
14 Gorgias, hecho estratega de la región, mantenía tropas mercenarias
y en toda ocasión hostigaba a los judíos.
15 Al mismo tiempo los idumeos, dueños de fortalezas estratégicas,
causaban molestias a los judíos, y acogiendo a los fugitivos de
Jerusalén
procuraban fomentar la guerra.
16 Macabeo y sus compañeros, después de haber celebrado una
rogativa y haber pedido a Dios que luchara junto a ellos, se lanzaron contra
las fortalezas de los idumeos;
17 después de atacarlos con ímpetu, se apoderaron de las posiciones e
hicieron retroceder a todos los que combatían sobre la muralla; daban
muerte a cuantos caían en sus manos. Mataron por lo menos 20.000.
18 No menos de 9.000 hombres se habían refugiado en dos torres
muy bien fortificadas y abastecidas de cuanto era necesario para resistir un
sitio.
19 Macabeo dejó entonces a Simón y José, y además a Zaqueo y a los
suyos, en número suficiente para asediarles, y él mismo partió hacia otros
lugares de mayor urgencia.
20 Pero los hombres de Simón, ávidos de dinero, se dejaron sobornar
por algunos de los que estaban en las torres; por 70.000 dracmas
dejaron
que algunos se escapasen.
21 Cuando se dio a Macabeo la noticia de lo sucedido, reunió a los
jefes del pueblo y acusó a aquellos hombres de haber vendido a sus
hermanos por dinero al soltar enemigos contra ellos.
22 Hizo por tanto ejecutarles por traidores e inmediatamente se
apoderó de las dos torres.
23 Con atinada dirección y con las armas en las manos, mató en las
dos fortalezas a más de 20.000 hombres.
24 Timoteo, que antes había sido vencido por los judíos, después de
reclutar numerosas fuerzas extranjeras y de reunir no pocos caballos traídos
de Asia, se presentó con la intención de conquistar Judea por las armas.
25 Ante su avance, los hombres de Macabeo, en rogativas a Dios,
cubrieron de polvo su cabeza y ciñeron de sayal la cintura;
26 y, postrándose delante del Altar, a su pie, pedían a Dios que,
mostrándose propicio con ellos, se hiciera enemigo de sus enemigos y
adversario de sus adversarios, como declara la Ley.
27 Al acabar la plegaria, tomaron las armas y avanzaron un buen
trecho fuera de la ciudad; cuando estaban cerca de sus enemigos, se
detuvieron.
28 A poco de difundirse la claridad del sol naciente, ambos bandos se
lanzaron al combate; los unos tenían como garantía del éxito y de la
victoria, además de su valor, el recurso al Señor; los otros combatían con la
furia como guía de sus luchas.
29 En lo recio de la batalla, aparecieron desde el cielo ante los
adversarios cinco hombres majestuosos montados en caballos con frenos de
oro, que se pusieron al frente de los judíos;
30 colocaron a Macabeo en medio de ellos y, cubriéndole con sus
armaduras, le hacían invulnerable; arrojaban sobre los adversarios saetas y
rayos, por lo que heridos de ceguera se dispersaban en completo desorden.
31 20.500 infantes fueron muertos y seiscientos jinetes.